Cuando le sugeríamos hacer una exposición, la abuela Montserrat siempre decía que no hacía falta porque ella pintaba para la familia. Cierto – y vaya si pintaba: entre unos y otros tenemos más de 150 cuadros suyos. En esta «galería virtual» muestro una pequeña selección.
Mar, montaña, pueblo, ciudad
Ya de muy joven, la abuela empezó a demostrar que tenía una habilidad innata para el dibujo. Su paso por la Escuela de Bellas Artes le ayudó a perfeccionar su técnica.
Esta elección de sus obras refleja la variedad de los motivos de su pintura, que incluyen el Mediterráneo y pueblos de la Costa Brava – como Cadaqués. Desde la Riba d’en Pitxot, la vista muestra la iglesia de Santa Maria, la playa Port d’Alguer y las conocidas arcadas de este paseo donde Dalí, por cierto, tenía el estudio.
Otros pueblos ampurdaneses pasaron por sus pinceles. Pals, por ejemplo, que cuenta con un destacable centro histórico medieval que la abuela Montserrat supo captar perfectamente. O Calella de Palafrugell, con sus conocidas «voltes» y la playa del Port Bo.
El mar es un motivo frecuente en los cuadros de la abuela, pero también lo son los paisajes de montaña – y Barcelona, la ciudad donde nació en 1917. Aquel año se inauguró en el Palacio de las Bellas Artes de la capital de Cataluña la gran Exposition d’Art Français. Quizás haber nacido el mismo año de aquella muestra excepcional tuvo algo que ver con su pasión por la pintura, ¡quién sabe!
Versiones … y casas familiares
Además de paisajes marítimos y de interior, también hizo su propia interpretación de obras de renombrados pintores. Es el caso de Plein Air, de Ramon Casas, uno de los cuadros más paradigmáticos del artista barcelonés; o un detalle de Las hilanderas, del pintor barroco Diego Velázquez. En cuanto a la técnica, aunque habitualmente pintaba acuarelas también hizo algún óleo, dibujo a plumilla, y carbón.
Ya fuera motu proprio o a petición nuestra, la abuela pintó casas de la familia y vistas de los pueblos familiares. Los escenarios de sus cuadros se encuentran mayoritariamente en Cataluña -desde el Priorat hasta el Empordà pasando por el Maresme y el Vallès- pero también en la Galicia fronteriza con Portugal, e incluso en Ecuador.
Uno de los últimos motivos que pintó fueron los puentes de La Vilella Baixa, en el Priorat, otro de los pueblos familiares. La abuela pintaba en una habitación en su casa donde no le faltaba de nada para poder crear sus obras.